Descripción enviada por el equipo del proyecto. Skinny House es una reutilización adaptada de un patio trasero olvidado de una tienda victoriana del siglo XIX. El sitio de 90m2, con una fachada de 4,2 metros, se encuentra construido con hormigón en bruto. Interpretando el concepto japonés de 'shinrin-yoku' o baño de bosque – una práctica que vincula la inmersión en la naturaleza con la buena salud – la estructura minimalista se caracteriza por grandes aberturas y huecos que enmarcan las vistas que luego se convierten en el paisaje interior del edificio.
El proyecto buscaba llamar la atención con una belleza silenciosa y con el poder de la simplicidad - la paleta está restringida, utilizando materiales en bruto y preciosos: roble, concreto, acero inoxidable y mármol. La luz se utiliza como mediador entre el espacio y la forma, para cambiar la expresión del interior con el tiempo, y al hacerlo, conecta al ocupante con la naturaleza.
La fachada que da hacia el norte es una cruz tridimensional de hormigón en bruto que proporciona una especie de monumentalidad y religiosidad al modesto terreno, y a su vez, permite de manera pragmática que la luz penetre en los niveles superiores del edificio. Los espacios están estructurados como un poema haiku, en una serie de momentos íntimos que aumentan en privacidad a medida que se va ascendiendo por el edificio. Oficina y espacios auxiliares para el primer nivel, sala y comedor en el segundo nivel, y habitaciones y baños en el tercer nivel.
El cliente, un comerciante, ateo y entusiasta meditador, quería una arquitectura tranquila y espiritual. La cruz lleva una iconografía compleja asociada con el sacrificio, la expiación, la redención y la resurrección. Este edificio trata de evocar otras asociaciones como el ritual primitivo, el equilibrio y la conexión con los propios sentidos. En la vida se nos olvida con demasiada frecuencia los conceptos básicos de una vida sana y considerada.